Ashton Applewhite: ¿Cuándo se deja de valorar a una persona y por qué?
Los prejuicios hacia el envejecimiento empiezan a una edad muy temprana. La sociedad nos bombardea desde muy pequeños con mensajes negativos e irremediablemente ser mayor llega a resultar «patético», «frágil» y un «problema». Y quienes llegan a mayores tienen tan interiorizado ese discurso que llegan a creerselo. Ashton Applewhite es una de las activistas más rotundas contra este imaginario cultural y se ha propuesto desmontarlo.
La revisión del discurso sobre el envejecimiento está siendo uno de los acontecimientos disruptivos más interesantes de nuestra sociedad actual. Y una de las personas más entusiastas, directas y divulgativas en el derecho a hacerse mayor, con los honores que merece, es esta norteamericana, autora de la plataforma y del libro autopublicado, en 2016, This Chair Rocks: A Manifesto Against Ageism. Se ha propuesto dar batalla al edadismo (qué palabreja dios mío, es lo que los anglosajones vienen a denominar ageism, la discriminación por cuestiones de edad) ¿Cómo? Creando un movimiento social que contribuya a ver el envejecimiento como un proceso natural, desligado de prejuicios, donde se valore a cada persona independientemente de su edad. Su objetivo es derribar las barreras culturales sobre la edad, igual que se están derribando las barreras de género y de identidad sexual. Los prejuicios son productos culturales e igual que se crean, se pueden combatir y derribar.
Comenzó a escribir sobre el tema en 2007 intrigada por una percepción social sobre cumplir años, que por entonces también le estaba condicionando a ella misma: ¿Por qué vemos la vejez de una forma tan triste y gris cuando la realidad no es ni triste ni gris? ¿Son esas las expectativas a las que aspirar?. Parece que ella no estaba dispuesta a aceptarlas, porque en 2012 se lanzó a hablar en público sobre el tema del envejecimiento, su estigma y su potencial. Desde entonces escribe libros y artículos en medios tan variopintos como el New York Times o las revistas Harper’s y Playboy, lleva la cuenta de sus blogs Yo, Is this Ageist?, una plataforma ciudadana para denunciar acciones sociales que se producen en la vida cotidiana (como los micromachismos en versión «gente mayor»), y This Chair Rocks: A Manifesto Against Ageism, y da charlas en universidades, en instituciones, fundaciones y en las Naciones Unidas. En 2017 el auditorio de TED Talks en Vancouver se puso en pie tras su conferencia. Ese mismo año fue invitada en Madrid a participar en la XXIX edición del Future Trends Forum sobre Longevidad, organizada por la Fundación Innovación Bankinter, un think tank sobre las tendencias tecnológicas y socioeconómicas que están definiendo nuestro mundo.
Es necesario crear y fomentar un movimiento que tienda hacia una sociedad intergeneracional, donde convivan las personas en armonía y no compartimentadas en bloques irreconciliables por edad, sexo o raza. Hay que dar paso a un tipo de organización social líquida. Un pasado largo no tiene porqué ser menos valioso que un futuro largo. La longevidad es un signo del progreso humano y la experiencia es un valor irreemplazable, y hay que tener estos dos factores muy en cuenta si queremos vivir en una sociedad sana. Los mayores tienen el derecho a ser reconocidos y representados y a disfrutar plenamente de sí mismos.
La negatividad respecto a la edad incide directamente en nuestro organismo a nivel celular en el cerebro y en el cuerpo. Aquellos que tienen una actitud positiva gozan de mayor salud mental y física, y de mayores posibilidades de recuperarse que los que se empeñan en rechazar la edad. Y esto no solo tiene sus consecuencias a nivel individual, sino que el coste en salud de las personas mayores bajaría enormemente si la actitud fuera positiva. Por eso, la Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha propuesto fomentar a nivel global el envejecimiento positivo. Cada país debe de ocuparse de que sus ciudadanos gocen del derecho a tener un sentimiento de propósito en la vida y ser parte activa en la sociedad. En opinión de John Beard, Director del Departamento de Envejecimiento y Ciclo de Vida de la OMS, «según el último World Values Survey, analizado por la OMS, el edadismo (o discriminación por motivos de edad) es un fenómeno muy extendido. La mayoría de las personas nos dejamos llevar inconscientemente por los estereotipos sobre las personas mayores. Sin embargo, como ocurre con el sexismo y el racismo, podemos modificar estas conductas presentes en nuestras sociedades y dejar de tratar a las personas en función de su edad. Con ello, lograremos que nuestras sociedades sean más prósperas, equitativas y saludables».
La prolongación en el mercado laboral va a ser un hecho. A más años de vida, más años de trabajo, mayor ahorro y menor gasto público. Pero esto suena rocambolesco si se tiene en cuenta que a día de hoy las personas que han cumplido los 40, y las mujeres muy en particular, son ya «demasiado mayores» para optar a ser contratadas, cuando les queda por delante más de la mitad de la vida laboral. Es una de las aberraciones que se consienten y que deberían desaparecer. Esto pasa en España y pasa fuera de nuestras fronteras en mayor o menor grado. En EE. UU. a partir de los 32 años decrecen las posibilidades de promoción (¡?). En Reino Unido parece ser, me cuentan, que la experiencia es un valor que se tiene en cuenta.
Applewhite, en su discurso en la ONU, en el Día Internacional de las Personas Mayores (2016), denuncia la ausencia de estudios acerca de la gente mayor. Estamos viviendo un crecimiento demográfico sin precedentes y simplemente se está ignorando al único grupo social que está creciendo tanto que va a replantear la economía de los países más desarrollados económicamente. Han sido muchas décadas explotando una vejez «necesitada» de fármacos, una sociedad donde lo joven es lo que vende, donde la felicidad, placer, energía y capacidad son sinónimos de juventud. Cualquier ilusión y deseo parecen estar mediatizados por la juventud. Un imaginario que ha creado la industria y que ha calado profundamente en nuestras sociedades: eres irresistiblemente joven o quedas excluido del sistema. Hay que invertir en ciencia y tecnología para afrontar y buscar soluciones a lo problemas reales de la gente mayor y hay que capitalizar, no sus debilidades, sino sus fortalezas. Y las empresas más astutas ya lo están haciendo.
Ocuparse entre todos de integrar a los mayores en la sociedad es una cuestión moral, pero también es un imperativo por propio egoísmo, puesto que todos vamos a llegar antes o después y entonces querremos una sociedad preparada para cubrir nuestro propio bienestar. Además, prevenir enfermedades mentales y físicas es una forma inteligente de gestionar el coste público. ¿A qué estamos esperando?.
Muy interesante!
Gracias!