Reconciliar vida y trabajo es posible
La lista de ayudas es muy variada, atiende a la salud: cuidar de un familiar enfermo, acompañar al médico, asistencia en caso de embarazo de riesgo, gimnasio y clases de yoga en la oficina, charlas sobre alimentación…; y ofrece soluciones al quehacer cotidiano: búsqueda de profesionales para cuidar a los hijos, profesores particulares, trámites de gestiones administrativas, asistencia en cuestiones informáticas, asesoramiento en temas jurídicos, búsqueda de personal del hogar, jardineros, fontaneros, etc. Uno de los servicios que quiero destacar es la búsqueda de psicológos en casos de violencia sexista que ha puesto en marcha Repsol. La realización de estos servicios se subcontrata y la gestión y muchas de sus prestaciones resultan gratuitas, otras se pagan a precio de mercado.
Todavía ningún gobierno se ha ocupado de hacer efectivas medidas vinculantes que impliquen una conciliación real, propia de una sociedad inclusiva y avanzada: garantías de igualdad de condiciones a la hora de ocuparse de los hijos desde su nacimiento y durante su crianza, y de los familiares con discapacidad; garantías de igualdad en las contrataciones (y aquí hago alusión también a la discriminación por la edad) y en los sueldos (según lo últimos datos del INE, la diferencia de los salarios brutos anuales es de un 23,5% menos para la mujer); garantías de acceso a guarderías públicas y servicios asistenciales que cubran los horarios laborales; garantías de acciones para fomentar que los hombres se impliquen en el hogar y para que las empresas privadas no castiguen las ausencias prolongadas obstruyendo cualquier posibilidad de promoción en su carrera profesional; apoyo a las pymes (que representan el 98% de nuestra estructura empresarial) para poder hacer frente a las bajas maternales/paternales; y garantías para que las mujeres accedan a los puestos de dirección y a los consejos de las empresas -para acabar con un mundo de decisión masculinizado-. En definitiva, que la mujer pueda, por fin, ser mujer, madre y ejercer una carrera profesional sin tener que elegir o enajenarse. En igualdad de condiciones que los hombres, ni más ni menos.
Pero lo que sí que se ha conseguido es una mayor sensibilidad social sobre la igualdad. Es lo que piden los nuevos tiempos y a falta de acciones políticas efectivas, la sociedad civil está tomando cartas en al asunto para cambiar el rumbo de las cosas. Entre las iniciativas se encuentra la Plataforma por Permisos Iguales e Intransferibles de Nacimiento y Adopción que reivindica, desde hace años, que los permisos por nacimiento para cada progenitor sean iguales, intransferibles, irrenunciables y pagados al 100%. Esto significa equiparar el permiso de maternidad al permiso de paternidad sin dar lugar a permisos opcionales, que sea un derecho y un deber por ambas partes. Es necesario que la obligatoriedad en la baja laboral se dicte por ley para que se acate y se evite discriminaciones de género en los asuntos laborales, y es, además, una forma de educar a la sociedad, impulsando la implicación de los hombres en la crianza de sus hijos desde la infancia y a solas. Desde el 1 de enero de 2017 el hombre pasa a tener de 15 días a 4 semanas de permiso de paternidad. Y a partir del 1 de enero de 2018 se volverá a ampliar en una semana el permiso de paternidad. Total 5 semanas para implicarse en el cuidado de su hijo recién nacido. Si no las usa se pierden.
Igual que las mujeres conquistaron el espacio público en el s.XX, incorporándose a la actividad política y al trabajo, hace falta ahora que los hombres conquisten el espacio privado, para que compartan el cuidado de hijos y otros familiares dependientes y las tareas domésticas. Lo que se viene a llamar la «corresponsabilidad» en el cuidado del espacio privado. Aquí van algunos datos que dan qué pensar: hoy por hoy más del 70% de empleos a tiempo parcial están ocupados por mujeres. En Europa hay un tercio de mujeres que han aceptado ser freelance por su familia. En 2016 el 2% de los permisos de maternidad/paternidad concedidos fueron compartidos con el padre (fuente Ministerio de Empleo). Sólo el 7,5% de los padres están pendientes de los requerimientos de las guarderías. Y las mujeres dedican diariamente el doble de tiempo que los hombres al cuidado del hogar (fuente INE). Personalmente me atrevería a asegurar que más del doble.
Y todos estos hechos acaban repercutiendo en la carrera profesional, en el salario y en la pensión de las mujeres, además del desgaste físico y psicológico. No es un tema trivial, pero ahí sigue, por mucho que avancemos en otros aspectos, esta situación la seguimos arrastrando.7
El Club de Malas Madres quiso poner su grano de arena a través de la plataforma change.org, para recoger 300.000 firmas y pedir al gobierno medidas concretas para llevar a cabo una conciliación efectiva.
Este artículo, publicado en Yo Dona, en noviembre de 2015, analiza el panorama de empresas que van por delante de las leyes estatales y que sí que se están encargando de hacer la vida más fácil a sus empleados en materia de flexibilidad horaria. Hay empresas innovadoras que ven a su plantilla como su mejor activo y están siendo pioneras en España a la hora de poner en práctica acciones reales para impulsar una conciliación sin género.
Entre ellas, las empresas Iberdrola, la cervecera Damm y Vodafone, con jornadas flexibles y continuadas. Iberdrola acordó ya en 2008 un régimen de salida a las 15h, que no se puede extender más allá de las 18h, porque a esa hora se apagan las luces de todo el edificio; Mercadona con varias iniciativas, entre ellas, adaptar la jornada laboral de miles de trabajadores a sus circunstancias individuales; Adecco cuenta con un bono de guardería para sus empleados durante los tres primeros años de cada hijo y un Plan Familia para hijos/hermanos con discapacidad; y Repsol, Grupo Pascual y Unilever permiten, además del teletrabajo, adaptar las jornadas de trabajo a las necesidades de cada empleado, siempre que su ejercicio laboral lo permita.
En un reportaje, publicado en la versión impresa de Telva, titulado Las directivas se movilizan… y no se trata sólo de cuotas, se entrevista a un grupo de mujeres ejecutivas del grupo PSA Peugeot Citröen que trajeron a España, en 2014, importada de Francia, la Red de Mujeres Women Engaged for PSA (WEP) para hacer frente a las desigualdades del mercado laboral, con el objetivo de que para el 2020 el 20% de los cargos de responsabilidad del grupo esté ocupados por mujeres. Para ello están tomando medidas, en colaboración con la cúpula directiva y masculina del grupo, como introducir el teletrabajo, la prohibición de reuniones a partir de las cinco de la tarde y labores de mentoring entre mujeres para potenciar la carrera de aquellas que se han tenido que distanciar del trabajo durante un tiempo por obligaciones familiares.
Jordi Évole dedicó en marzo de 2016 su programa Salvados al tema de la conciliación, El Milagro de la Conciliación. Viajó a Suecia para mostrar uno de los países más avanzados en la igualdad de género y conciliación. Dos asuntos asumidos en el funcionamientos de la vida cotidiana a nivel estatal, laboral y familiar. Puedes verlo aquí.
Y en marzo de 2017, Ana Pastor para El Objetivo invitó a un grupo de seis mujeres con cargos políticos relevantes para hablar de la igualdad entre hombres y mujeres en el mundo laboral. Aquí lo tienes (si te encuentras fuera de España y te interesa puedes verlo accediendo a este link).
Me gustaría acabar este tema, tan árido como necesario, con una cita muy inspiradora del fundador italiano de la firma de moda Brunello Cucinelli, que encontré en el semanal S Moda, “Crecí con la convicción de que cada día, aparte de trabajo, el ser humano debe de cuidar la mente con el estudio y el alma con la oración (y con ello me refiero a hablar con uno mismo). Así que abordo el trabajo, tanto para mí como para mis empleados, con esta premisa por delante. En mi empresa está prohibido para todos trabajar más allá de las 17:30h, así te vas a tu casa y te puedes preocupar de ti, de tu familia, de tu mente, de tu alma. Y al día siguiente te sientes mejor. Hay que tener tiempo para sentarse y “no hacer nada”, como se hacía antiguamente. La mayoría de la humanidad trabaja demasiado, y eso significa que le estás robando el trabajo a aquellos que no lo tienen. Estás haciendo lo que otro debería de hacer. Hay que trabajar lo justo”.
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