Madonna formó una parte importante de mi juventud, bailé su música como si no hubiera un mañana, me gustaba ella, su poder transformador, sus espectáculos y su instinto provocador. Recuerdo pedirle a mi madre que viese un concierto conmigo que retransmitían en la televisión. Se quedó hasta el final y le encantó. Y también recuerdo comprar a escondidas su repertorio de fantasías sexuales recopiladas en su polémico libro SEX (que tuve que esconder), cuando por aquí de esas cosas no se hablaban ni entre las amigas. Me fascinaba tanto descaro. Y un buen día desapareció de mi vida. Su música me dejó de gustar y me dejó de interesar.

Pero ayer un amigo me comentó el discurso que dio en ocasión de su galardón como Mujer del Año en los Premios Billboard de la Música Latina 2016. Lo comparto porque creo que merece la pena escuchar lo que dice. Es un discurso duro, descarado y hecho con honestidad. A Madonna se le ha criticado a lo largo de su carrera por su insolencia, por ser tremendamente incorrecta y polémica, por decir y hacer lo que le apetecía, siendo mujer. Ahora no se le perdona que siga aireando su descaro «a su edad»: «No envejezcas, dice en el discurso, porque la edad es un pecado. Serás criticada, vilipendiada y ten la certeza de que tu música no se escuchará en la radio». Seguramente esté abriendo, a su estilo, un nuevo camino liberador a eso de hacerse mayor.

El discurso de Madonna tras la entrega del premio a Mujer del Año en el Billboard Women in Music 2016