How To: Academy es una organización, que se creó en Londres, con el fin de invitar a las cabezas pensantes más interesantes del momento para escuchar lo que tengan que decir sobre nosotros mismos como individuos, sobre nuestra vida en sociedad y sobre el funcionamiento el mundo en sí. Organizan charlas, conferencias y talleres sobre cómo desenvolvernos lo mejor posible para desarrollarnos personalmente, socialmente y profesionalmente. Allí se trata de todo: tendencias sociales, liderazgo profesional, política, gestión de las emociones, filosofía, ciencia, futuro, cualquier aspecto que condicione nuestras vidas.
Merece la pena echarle de vez en cuando un vistazo porque puedes descubrir gente como la escritora norteamericana Elizabeth Gilbert. No la conocía, pero por lo visto tiene una cohorte de millones de seguidoras que devoran sus libros, recién salidos del horno, porque escribe sobre la libertad, sobre el dejarse llevar, sobre el disfrute per se, sobre el poder de la amistad entre mujeres, sobre las relaciones amorosas sin filtros, sobre el sexo, sobre vivir la vida de forma plena sin tabúes, ni miedos, ni culpas, con sus riesgos, sus peligros y nuestras flaquezas. Es la forma de vivir plenamente sin máscaras, siendo una misma y disfrutando de sí misma. Y conecta, claro que conecta. Tanto que se ha convertido en la voz de una generación.
Es autora del bestseller Come, reza, ama (2006), traducido a 46 lenguas y llevado al cine, en 2010, con Julia Roberts y Javier Bardem, que cuenta la crónica de su propia historia, cuando a los 34 años, tras su divorcio, decide viajar sola por Italia, la India y Bali, en busca de sí misma. Y acaba de publicar City Of Girls, una novela ambientada en el Nueva York de los años 40, en una ciudad donde los hombres estaban en la guerra y eso generó una generación de mujeres solas muy activas profesionalmente y libres en su forma de ser, de vestir y en su estilo de vida: abrían negocios, ahorraban dinero, invertían, comían solas en un restaurante, paseaban sin compañía masculina, vestían pantalones, se relacionaban como les parecía, se desenvolvían ajenas a la batería de normas convencionales y castrantes que las tenían anuladas. «Las mujeres podían permitirse el lujo de ser ellas mismas y eso hizo que la ciudad fuera muy interesante. Fue un momento a mitad del siglo XX extraordinario», comenta Gilbert en la entrevista. El hilo narrador parte de una mujer con 90 años que echa un vistazo a su intenso y promiscuo pasado, y habiendo vivido una vida salvaje con sus consecuencias, no lamenta nada, sino que se contempla con afecto y con aprobación.
Gilbert es descendiente de una familia de emigrantes luteranos escandinavos, que se estableció en Minnesota para trabajar la tierra y tuvieron 8 hijos. Llevaron esa vida cruel que describe tan magníficamente John Steinbeck en las Uvas de la Ira. Su padres también fueron granjeros, que se dedicaban a las plantaciones de árboles de Navidad en Nueva Inglaterra, una vida mucho menos dura que la generación anterior, pero totalmente supeditada al trabajo. Nada que ver con ella. Pero aún así, Gilbert no reniega de su pasado, por su sangre corre orgullosa la de su abuela, y eso le ha hecho ser muy consciente del tiempo que ha llevado para que las mujeres de su generación puedan tener y disfrutar de su habitación propia. El simple hecho de disfrutar de su propio y minúsculo apartamento en Nueva York con sus cosas y su espacio, es un brindis al sol por su abuela y por todas las mujeres que han vivido para trabajar, sin intimidad ni vida propia. La familia de Gilbert tenía grabado a fuego el sentimiento de culpa y para la que el placer era inconcebible, y de sexo ni hablemos. Es tan consciente de ese lastre que llevamos en los genes, que se dedica a combatirlo con la palabra, para lograr alcanzar ese estado de gracia que es gozar sin más, en plena libertad dejando aflorar los sentimientos primarios que están muy mal vistos, cuando de sexo femenino se trata. Sobre el movimiento #MeToo, Gilbert cuenta que «además del consentimiento en las relaciones (por supuesto), hay que tener en cuenta otros factores fuera de nuestro control como la lujuria, la pasión y el deseo de buscar lo que a una le venga en gana. Todo esto existe y no podemos hablar sobre igualdad si pretendemos que esto no va con las mujeres«.
Su vida no ha estado exenta de malos momentos, se buscó la vida como pudo de camarera en Nueva York, pasó por un divorcio difícil, que la sumió en una depresión y que la llevó a hacer su gran viaje en solitario, se enamoró de su gran amiga y admirada música, realizadora, escritora… Rayya Elias, enferma de cáncer terminal. Dejó aparcado City Of Girls, el libro que estaba preparando por entonces, y la acompañó hasta su muerte, volcada en ella con todo el amor que le pudo dar. Cuando Rayya se fue, se enfrentó a un gran vacío y se sumió en una tristeza profunda. Pero remontó, porque sintió que lo que tenía que hacer era retomar el libro para procesar el dolor. Volvió a su casa, que es escribir, como dice ella. Cada día se levanta con sensación de pánico y dedica una gran parte de su energía a tranquilizarse. Y una vez en marcha se pone a escribir, es su forma de buscar las respuestas a las cuestiones vitales que la inquietan, superando el dolor con un espíritu creativo, abierto a la aventura, al sentido del humor y a la búsqueda del propio disfrute. Gilbert huye de la resignación, de la vergüenza y de cualquier norma tácita que impida a la mujer realizarse plenamente.
En este vídeo habla sobre los sentimientos humanos que compartimos todos, en mayor o menor grado, cómo nos dejamos condicionar por imposiciones sociales creadas por nosotros mismos para domesticar nuestra personalidad, nuestra capacidad creativa y nuestros impulsos. Y hace un elogio a la amistad entre mujeres: «Los cimientos de mi vida se apoyan en mis amigas. Cumplo 50 años en unas semanas, y para celebrarlo este año me he propuesto viajar con las más antiguas y cercanas a los lugares que deseen ir. Tengo amigas desde hace 40 años. Nunca tendré una relación de pareja tan duradera y ninguna pareja me conocerá tan íntimamente, y ese es el trasfondo de City of Girls«.
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