Helen Pilcher dejó la pipeta para divulgar la ciencia con humor

por 3 Feb, 2018PERSONAS

Helen Pilcher. Foto: @HelenPilcher1

Un día di con un documental trepidante sobre una expedición de científicos cuya misión era buscar restos de huesos de mamut que conservaran ADN congelado, para procesarlo en laboratorio junto a los genes de una hembra elefante y ver qué salía de eso. El documental constaba de dos partes, vi solo la primera y me quedé con la intriga de conocer el resultado. Imaginé que el experimento no habría tenido éxito porque hubiésemos visto titulares en portadas de periódicos sobre «la resurrección de los mamuts!». El caso es que dieron con un hueso idóneo, con unos 40.000 años a sus espaldas, hundido en una cueva inaccesible en algún lugar helado y recóndito de Siberia. Se hicieron con ello, ayudados por expertos en montañismo, cruzaron la frontera tras varias peripecias, y lo llevaron a un laboratorio para reactivar las células y procesarlas para su posterior inseminación en una elefanta. Ahí me quedé.

Pues bien, acabo de leer una entrevista  de Javier Sampredo, en el EPS, con la bióloga celular Helen Pilcher, que me ha sacado de dudas. Por los visto el experimento sigue en pie y lo está llevando a cabo el equipo del genetista estadounidense, George McDonald Church. Ya han insertado 14 genes de un mamut woolly – el más joven de su especie en un elefante. La técnica empleada permite la reproducción de copias exactas de los genes. George Church afirma que traer de nuevo a la vida a los mamuts seria beneficioso para el ecosistema ya que estos evitarían expulsar el dióxido de carbono de la tundra. Quizá apremie más evitar el exterminio de elefantes en el mundo (en África se matan 30.000 elefantes de forma furtiva cada año), pero una cosa no quita la otra.

Hoy en día hay varios proyectos que están trabajando en la «desextinción» de animales extintos y hasta ahora solo se ha conseguido un caso: el de la cabra montés del Pirineo español, el bucardo, especie extinta a manos de los cazadores busca trofeos que, fascinados por sus cornamentas, comenzaron a cazarlas a finales del s.XIX hasta que en 1999 sólo quedaba un bucardo hembra que murió atrapada bajo un árbol. Un experimento español  llevado a cabo por el equipo de Alberto Fernández-Arias Montoya consiguió, en 2003, reavivar a un bucardo bebé -que se mantuvo con vida unos minutos tras dar a luz-, a partir de las células que habían extraído del último bucardo dos años antes de morir.

Helen Pilcher ha publicado recientemente su primer libro, Que vuelva el rey, de la Editorial Biblioteca Nueva (Bring Back the King: The Science of De-extinction, 2016), en el que explica, en clave de humor, las investigaciones sobre la desextinción que se están llevando a cabo, y lo cuenta a través de su delirio personal por devolver a la vida a su icono Elvis Presley.

Preparó su tesis sobre las células madre y pasó por un periplo de investigación en diferentes laboratorios. Entre otras cosas, consiguió introducir la capacidad de «recordar» en el celebro de roedores. Hasta que le vino una revelación: mejor que seguir con la carrera de la investigación y focalizar su interés en partículas cada vez más pequeñas, quería abrirse al mundo y dedicarse a divulgar los avances científicos aderezados con una buena dosis de humor. Se lanzó al mundo del pluriempleo, mientras de día seguía en el laboratorio trajinando con células madre, por la noche se coló en le mundo del espectáculo en clubs más o menos grandes. Estudió comunicación científica en la Universidad de Birkneck en Londres y obtuvo una beca de investigación en medios de comunicación. Decidió sacar fuera su potencial como comunicadora y desde el principio se propuso hacerlo de una forma muy versátil combinando sus encantos humorísticos como comedianta y su gusto por la escritura y la investigación.

Cuenta en un artículo para la revista Science cómo fue ese cambio de la pipeta por el teclado: «Mis años de estudio e investigación científica me han llevado a poder escribir sobre ciencia. Dejar el laboratorio daba miedo, pero no tanto como la perspectiva de seguir allí dentro. Mi consejo a cualquiera que esté contemplando hace un cambio, es SALTAR! Después de todo me he dado cuenta de que quizá nunca conseguiré eso a lo que aspiraba cuando fuera mayor, pero no me preocupa gran cosa porque también me he dado cuenta de que quizá nunca sea mayor. La vida tiene una manera maravillosa de presentarte oportunidades, normalmente en el momento que te encuentras más ocupada o con más resaca, pero estarías loca si las dejas pasar».

Encontró trabajo en la Royal Society como comunicadora de ciencia, produjo películas científicas con humor para Einstein Tv. Más tarde crearía The Comedy Research Project (CRP) en Londres, un espectáculo en donde ella junto a la comediante y escritora Timandra Harkness representarían en formato de comedia asuntos sobre la ciencia: los 5 hitos científicos. Su propósito era demostrar que la ciencia puede ser divertida. Ambas estaban hartas de los chistes fáciles relacionados con el sexo, la cerveza o temas escatológicos y se propusieron entretener de una forma más inteligente.

Así que se convirtió en una monologuista comedianta y comunicadora free-lance en radio y prensa, colaboró para la prestigiosa revista Nature, haciendo accesible la ciencia para los que vivimos ajenos a los laboratorios. Será de las poquísimas personas especializadas en ciencia que han sabido y querido transmitirla a través de historias aderezadas con humor, siempre con humor, porque así entran mucho mejor las cosas serias. Me recuerda a Mary Beard en su manera de comunicar la historia y las relaciones sociales de los romanos.

Actualmente vive retirada del showbusiness, pero sigue colaborando como periodista en New Scientist, The Guardian y BBC Focus. Y se pasea por el mundo hablando sobre su libro Que vuelva el Rey para hacernos entender y crear debate sobre por qué es importante regenerar o devolver a la vida especies que estuvieron en peligro de extinción. Un tema que le interesa especialmente porque lo considera un deber moral, puesto que de una manera u otra el factor humano influye en la desaparición de especies de forma masiva y a una velocidad de vértigo. La desextinción es una manera de restablecer eslabones perdidos de la biodiversidad.

Y va más allá, qué pasaría, nos pregunta, si además de conseguir en un futuro próximo reavivar especies extintas, también pudiéramos provocar, a través de la edición genética, una readaptación de las especies en peligro por el cambio climático a un nuevo hábitat….

Helen Pilcher presentando su libro «Bring Back the King: The New Science of De-extinction» | Talks at Google, 2016.

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