La Bailarina del Futuro. De Isadora Duncan a Joséphine Baker

por 3 Abr, 2018CULTURA, NOS GUSTA

Las coreógrafas y bailarinas Isadora Duncan, Loïe Fuller, Joséphine Baker, Tórtola Valencia, Mary Wigman, Martha Graham y Doris Humphrey son las figuras revolucionarias de la danza moderna. Introdujeron a principios del s.XX una forma de arte nuevo de la que se nutre la danza actual. Espacio Fundación Telefónica dedica una muestra a estas pioneras que sintieronen la necesidad de crear nuevas formas de expresión y de liberar el cuerpo femenino enfrentándose a las convenciones sociales y al rígido canon del ballet romántico.

 

Isadora Duncan (San Francisco, EE.UU, 1877 – Niza, Francia, 1927) pionera en cuestionar el ballet clásico y la inspiradora del resto de protagonistas de la muestra. Un mito que impulsó la posterior formulación de la danza como un lenguaje específico de vanguardia. Duncan contrapuso un movimiento sinuoso, fluido, orgánico y libre a la estructura geométrica del ballet y rechazó así la verticalidad y el encorsetamiento. Sus fuentes de inspiración fueron el oleaje marino, que ella recreó en los escenarios y las figuras de las cerámicas griegas.

 

Loïe Fuller, Tórtola Valencia y Joséphine Baker. Bailarinas de enorme popularidad en su época, que sacudieron clichés y que llegaron a influir en los ambientes más académicos. La danza de Fuller se vio influenciada por las leyes de la refracción de la luz y todo tipo de luminiscencia; y mientras la española Tórtola Valencia embrujaba al público con el exotismo de la danza oriental que empezaba a imperar en los teatros cultos y populares de Europa y Estados Unidos, la norteamericana Josephine Baker, la reina del charleston, revolucionó el mundo de la danza en los años 20 con una danza salvaje, basada en saltos enérgicos atrevidos, mímica, torso desnudo y contorsiones violentas.

 

La bailarina y coreógrafa alemana Mary Wigman (Hannover, Alemania, 1886 – Berlín, 1973) creía en una danza total sin ataduras, en la que daba protagonismo además a la fuerza del movimiento de las manos y a la presencia del suelo en línea con el movimiento expresionista de la época.

 

Martha Graham (Pittsburgh, EE.UU, 1894 – Nueva York, 1991), creadora de un lenguaje coreográfico autónomo, capaz de comunicar toda pasión esencial y que sigue vigente en la educación de cualquier bailarín contemporáneo. Su método sitúa el centro del cuerpo en el plexo solar y está basado en la contracción y expansión del movimiento pélvico. Cada gesto de sus coreografías tiene un significado preciso que apela a las emociones, cargado de teatralidad, introspección y solemnidad.

Graham creía que la danza era el método idóneo para la expresión de los arquetipos, término acuñado por el psicoanalista Gustav Jung para aludir a imágenes y temas que forman parte del subconsciente de la humanidad y que sirven para alimentar las leyendas y mitos de las culturas.

 

La coreógrafa Doris Humphrey (Oak Park, EE.UU, 1895 – Nueva York, 1958), revolucionaria por acabar con la verticalidad en la danza y por apostar por la gravidez y poner así en valor la atracción del cuerpo del bailarín hacia la tierra. Es la primera en romper con la estructura jerárquica y piramidal de la prima ballarina e imponer movimientos basados en la horizontalidad del grupo.

 

Exposición La bailarina del futuro. De Isadora Duncan a Joséphine Baker

Fecha: 24 de junio de 2018

Lugar: Espacio Fundación Telefónica, calle de Fuencarral en Madrid

 

 

La única danza conservada de Tórtola Valencia.

 

Joséphine Baker, 1927.

 

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