Mª Teresa Arias Bautista: «La Palabra nos hace libres y esencialmente diferentes»
A María Teresa Arias, historiadora medievalista, la conocí hace poco tiempo, pero su empatía, su carácter risueño y esa manera tan extraordinaria de contar historias inventadas o reales, fruto de su pasión por las palabras, tocó mis profundidades. Eso es lo que ocurre cuando se habla desde el alma, cuando el idealismo sigue siendo, con el correr del tiempo, el manto que abraza una vida cargada de luchas, de abismos, de logros y propósitos.
Camina entre las líneas de sus textos, como “hada de las palabras”, transitando los farragosos senderos de la investigación histórica con el mismo ímpetu que aquellos que conjuran la magia de la imaginación. «No sé si he sabido asimilar la gran maravilla que es la Palabra, esa palabra con mayúsculas que nos hace libres, capaces de crítica y esencialmente diferentes».
Tímida, exigente consigo misma, confiada, generosa, valiente, declara que adora “irrevocablemente” la vida, la luz, el amor y la amistad; principios que tejieron su infancia y adolescencia gracias a los amorosos cuidados de sus seres queridos.
La seguridad en sí misma, que siempre gobernó sus pasos, hizo aguas cuando dio con la persona equivocada. «Entonces me perdí. Me perdí durante un tiempo hasta que fui capaz de ponerme en pie, decir no, y comenzar de nuevo, gestándome a mí misma en ese nuevo renacimiento, donde no es posible convivir con quien entorpece tu progreso personal y espiritual.»—confiesa a “carne abierta”.
Su ansia de conocimiento le hizo superarse gracias al estudio y a la lectura incansable, que comenzó desde bien pequeña. «Empecé a leer desde muy niña, detrás del mostrador de una librería que había en mi calle, donde un buen hombre, consciente de que en mi casa no había medios para comprar libros, me permitía leerlos siempre que no los doblara, arrugara o manchara. Después fundí la Hemeroteca que se encontraba muy cerca del colegio de las damas negras, al que tuve la fortuna de ir, en una esquina de la calle Miguel Ángel. Allí fue creciendo, aún más si cabe mi imaginación, apoyada en todas las mitologías del mundo, que me encantaban, y los libros de Verne o Salgari. Luego vinieron otras obras más selectas: nuestros clásicos, poesía: Miguel Hernández, Alberti, Espronceda, Bécquer o Tagore… Novela: Dumas, Sue, Slaughter, S. Buck, Gorki, Tolstoy, Tagore, Delibes, Mendoza, García Márquez, Cela, Kundera… y, especialmente, Yourcenar… Creo que soy incapaz de dar voz a todos los autores y autoras que me han atrapado».
Aunque en su juventud quería ser cirujana y a los 17 años ya estaba en la Facultad de Medicina y tenía el arrojo de colarse en las llamadas “campanas” del Hospital Clínico, una especie de lucernarios de cristal sobre las salas del quirófano, finalmente tuvo que desistir pues las sucesivas huelgas estudiantiles que conmocionaron los últimos años del franquismo, la arrojaron en brazos de una profunda frustración, y terminó trabajando “dentro de las expectativas que el momento histórico ofreció a las mujeres” en trabajos de oficina. Durante aquellos años aprobó una oposición para el Estado en el que permaneció 42 años.
Sin embargo, su vida tenía aún muchas sorpresas que procurarle. Su amor por la historia, al igual que su padre, le llevó a estudiar de nuevo en clases nocturnas para compaginar su inquietud con su vida personal y laboral, lo que la convirtió en Historiadora. «Al tiempo, fui tomando conciencia de la situación de las mujeres en el mundo, quizás porque yo formaba parte de esa inmensa muchedumbre de mujeres que habían tenido que torcer su destino por circunstancias adversas, que sufrían maltrato, etc…» Un máster sobre mujeres y política de igualdad de oportunidades le dio una visión más amplia de la situación que habían vivido las mujeres, aportándole herramientas conceptuales muy valiosas para su vida y para la elaboración de su tesis “Violencias y Mujeres en la Plena y Baja Edad Media Castellana” (2007) que la ayudaron a “empezar de nuevo”. «Para mí fue un descubrimiento comprobar cómo la violencia es un vocablo capaz de adaptarse según las circunstancias y los tiempos. Cómo mujeres que hoy serían consideradas víctimas, en aquellos momentos históricos fueron catalogadas como absolutas victimarias. Algo que no sé si el Tribunal de mi tesis llegó a comprender del todo. A mí me costó hacerlo: brujas, adúlteras, curanderas, herejes, prostitutas… eran para aquella sociedad tan victimarias como las asesinas más despiadadas. Hoy, para nuestros planteamientos, serían las víctimas de una humanidad bastante limitada en sus concepciones, temerosa de que se resquebrajaran sus inestables estructuras…».
Tras años de esfuerzo el balance es positivo, a pesar de los frenos y limitaciones. Actualmente es la Presidenta de la Agrupación ateneísta de Estudios sobre las mujeres “Clara Campoamor”, desde donde el compromiso de concienciar al mundo de la invisibilidad histórica de las mujeres bajo el ejemplo de una mujer extraordinaria como fue Clara Campoamor (1888- 1972), escritora, política y defensora de los derechos de la mujer.
La inquietud que gobierna el carácter de esta escritora, historiadora y conferenciante no conoce el desaliento como firme defensora de la magia de las palabras. Pertenece al grupo de Investigación de la Universidad de Sevilla, Escritoras y escrituras, liderado por la catedrática Mercedes Arriaga, quien impulsó la publicación de sus primeras novelas y a quien ha acompañado, como miembro Asociación Universitaria de estudios de las mujeres (AUDEM), por las universidades de la geografía española impartiendo charlas sobre mujeres con nombre propio y también como grupo social a lo largo de la historia. Y, desde luego, es asidua conferenciante en, la que es su casa, El Ateneo de Madrid. Entre sus libros destaco, La aventura ultramarina de Flora Van Meerck (Arcibel Editores, 2009); La aventura ultramarina de Isabel Sendales (Arcibel Editores, 2011); La casa de nadie yVidas y alientos (ambos de CreateSpace Independent Publishing Platform, 2016); El hada de las Palabras (La Factoría de Ediciones, 2010); y El niño que quería ser dragón (CreateSpace, Colección: El Tintero de los sueños, 2017) como una pequeña parte de sus muchas publicaciones entre ensayos, narrativa infantil, artículos, reseñas, prólogos y capítulos de libros.
En el futuro Mª Teresa quiere continuar con el tercer ensayo relativo a Mujeres de Historia y Leyenda, sobre violencia en la Edad Media, y con el grupo de novelas de Aventuras ultramarinas de mujeres. La magia de las palabras es infinita.
Aquí podéis seguir su trabajo.
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