Madre Naturaleza llamando a sus hijas
El 18 de febrero partió hacia la Antártida, desde Argentina, una expedición muy especial: 80 personas procedentes de los cinco continentes han pasado varias semanas visitando las principales estaciones científicas situadas en el continente más austral y frío de la Tierra. Una de ellas soñó una noche, hace cuatro años, con este viaje. Al despertar comprendió porqué era importante, y supo que tenía que movilizarse para conseguirlo.
La expedición Homeward Bound (“de vuelta a casa”) busca adquirir una visión global, in situ, acerca de los enormes desafíos que plantea el cambio climático. Sus integrantes han intercambiado impresiones con algunos de los investigadores que lideran el trabajo en este campo allí mismo. Pero lo que hace a esta expedición pionera y extraordinaria es que la han conformado 80 mujeres. Todas trabajan en ciencia, en proyectos vinculados, de una u otra forma, con la lucha contra el calentamiento global.
La madre de esta idea es Fabian Dattner, una consultora australiana especializada en formación en liderazgo y pensamiento estratégico que ha destacado por su trabajo, durante décadas, en favor de la igualdad entre géneros, especialmente en el ámbito profesional. Si echas un vistazo a esta TEDx Talk que dio en 2014 te fascinarán la energía y fortaleza -verbal y no verbal- que despliega en el pequeño escenario. Ese mismo año, una mañana de octubre despertó de un sueño en el que con toda nitidez había viajado a la Antártida con un grupo enorme de científicas “de todas las edades, y procedentes de todo el mundo”. Ella misma cuenta cómo seguía oyendo las voces de aquellas mujeres mientras tomaba su café, temprano. Recordaba con claridad que había un equipo de documentalistas a bordo; y aún veía la bandera en lo alto de aquel barco con dos palabras impresas en ella: Homeward Bound. “Me pareció que aquello era, sencillamente, posible. Y que debía ocurrir”.
Fabian Dattner.
Foto: Homeward Bound
Y no es extraño que se pusiera manos a la obra, porque llevaba años repitiendo este mantra en distintos foros en los que participaba: “no se puede cambiar aquello que no se ve”. Dar visibilidad y espacio a las mujeres, he ahí la cuestión. Situar ante los ojos de todas esas mujeres el problema, las consecuencias reales del desastre climático en uno de los lugares que más lo están acusando, he ahí la otra cuestión. Además, mucho antes de soñar con aquella expedición femenina, Dattner expresaba con frecuencia su preocupación por lo que le estamos haciendo al planeta y su profunda creencia en que las mujeres deben estar ahí, en primera fila, y con una presencia equiparable a la masculina, en todos los frentes que trabajan para combatir el cambio climático. “Las mujeres -afirma- pensamos con enorme empatía en las siguientes generaciones, y nos preocupa el mundo que heredarán de nosotros”. Dicho de otra manera, ¿Y si el equilibrio de líderes de ambos sexos en la toma de decisiones relativas al cambio climático fuera una de las formas más efectivas de incrementar la sostenibilidad medioambiental en la Tierra? Para ella la respuesta no ofrece duda, por eso el logo de su programa se acompaña de la frase “La madre Naturaleza necesita a sus hijas”.
La propia Dattner explica cómo le inspiró este vídeo en el que un emprendedor norteamericano, Derek Silvers, demuestra que sólo se necesitan dos believers (quien tiene la idea, y otra primera persona que crea en él/ella) para comenzar un movimiento (es divertido, os recomiendo verlo, aunque personalmente …diría que simplifica algo la cuestión). Ella descolgó el teléfono y en cinco minutos tenía a su primera believer dispuesta a colaborar. Eso la animó a seguir tirando del hilo. En dos años, movilizó y recabó el apoyo de empresas, investigadores y prestigiosos académicos de todo el mundo: algunos tan famosos como la legendaria primatóloga Jane Goodall; la premiada bióloga marina Sylvia Earle, la cineasta y activista medioambiental Franny Armstrong -su impactante documental La era de la estupidez (2009) nos invita a ver cómo será la Tierra en 2055 si no hacemos nada para remediarlo- o Greg Mortimer, famoso y veterano alpinista australiano. Y lanzó una convocatoria internacional en busca de sus candidatas. El programa internacional Homeward Bound era una realidad y cada año, durante los próximos diez, seleccionaría entre 80 y 100 científicas para participar en esta experiencia.
Lo más interesante es que la idea va mucho más allá de la aventura que implica tener el privilegio de visitar la Antártida. Se acompaña de sendos programas intensivos de formación, antes y después del viaje. Cada participante trabajará en su propio desarrollo personal con ayuda de un mentor. Porque su objetivo, además de observar de primera mano los efectos del desastre medioambiental en una zona cuya protección es clave, es contribuir a elevar la presencia de mujeres en puestos de liderazgo en el mundo y ayudarles a hacerse oír frente a la apabullante mayoría de voces masculinas que hablan y deciden con respecto al cambio climático. Las mujeres -opina Fabian Dattner- no necesitan desarrollar habilidades específicas, de las que carezcan, para poder ocupar estos puestos. “Lo que necesitan es reforzar su confianza a la hora de sentarse en las mesas de liderazgo. Y de eso se ocupa un grupo de expertos y profesores increíbles durante todo el viaje”. Por ejemplo, Bob Kaplan, experimentado profesor de liderazgo en Harvard, que participa en el programa por videoconferencia, y otros expertos en comunicación, pensamiento y acción estratégicos que trabajarán con ellas a la vuelta de la Antártida. La meta es crear una red internacional de mil científicas destacadas en la lucha contra el cambio climático de aquí a diez años, para que se apoyen y colaboren: incrementar su visibilidad y amplificar el impacto de su trabajo. ¡Equilibrar la balanza!
La primera promoción tuvo lugar en 2016, con 76 científicas. Aquí tenéis un precioso resumen visual de la experiencia, editado por una de sus participantes, Deborah Pardo, demógrafa francesa que estudia en Cambridge las causas del catastrófico descenso en la población de Albatros, en serio peligro de extinción. Además de mostrarnos la belleza de la Antártida, creo que se esfuerza por enseñarnos de primera mano, y sin palabras, que el continente se derrite a marchas forzadas.
La que partió el 18 de febrero desde la provincia argentina (y finalizó el 14 de marzo) de Tierra del Fuego es la segunda expedición, y por primera vez varias españolas han formado parte de la misma. Asistí en Madrid a una rueda de prensa que ofrecieron antes de marcharse, auspiciada por su principal patrocinador, la empresa Acciona (sí, también hay que dar visibilidad a las empresas que apoyan a las mujeres en la ciencia, para que las demás se animen ;-).
Me chifló conocer a estas mujeres que, igual que la fundadora del programa, destilaban energía y pasión por su trabajo, a pesar de que, como ellas mismas recordaron, en España sólo el 18% de los galardones científicos recae en mujeres (estadística que no mejora significativamente en el ámbito internacional: las mujeres han ganado un 3% de los Premios Nobel científicos). En la foto podéis ver, de izquierda a derecha, a Uxúa López (ingeniera de Telecomunicaciones, experta en energías renovables y ciberseguridad); Alexandra Dubini, francesa afincada en Córdoba que trabaja en el desarrollo de biocombustibles a partir de algas; la oceanógrafa Ana Payo y Alicia Pérez Porro, bióloga especializada en ecosistemas marinos, en una de las imágenes que han mandado desde la Antártida. Ellas forman el “AccionaTeam” en Homeward Bound 2018.
Llevan trabajando juntas un año, como todas las participantes, organizadas por equipos. En su caso, han optado por estudiar a fondo el impacto del cambio climático sobre la mujer. Numerosos estudios realizados desde todas las instancias posibles han concluido, ya, que ellas son las más perjudicadas por este fenómeno global imparable y quizá ya irreversible. Ellas mismas explicaban que esto es así, entre otros motivos, “porque tienen un papel fundamental en la agricultura, disponen de menos recursos económicos, tienen menor acceso a la educación y a la justicia y disponen de menos movilidad y capacidad de toma de decisiones. Y el mayor número de víctimas tras los desastres naturales que se están sucediendo en el planeta, siempre es de mujeres y niños”. Cuentan que quieren identificar proyectos liderados por mujeres que busquen soluciones al cambio climático para “sistematizar casos de éxito y buenas prácticas».
Homeward Bound tendrá muchas consecuencias reales en la vida y en el trabajo de estas mujeres y, probablemente, dará sus frutos en la lucha contra el calentamiento global. Pero tiene, además, una carga simbólica importante. “Queremos que muchas niñas y adolescentes vean nuestras fotos en la Antártida y comprendan que ellas, si lo desean, también pueden llegar allí, o a donde se propongan llegar. Queremos animar a futuras generaciones a trabajar en ciencia y tecnología. Es importante que tengan referentes de su sexo y es importante cambiar el imaginario colectivo referido a las mujeres. Ahora mismo, si te dicen las palabras “expedición a la Antártida” y cierras los ojos, visualizas a un grupo de hombres rodeados de hielo”, decía Alicia Pérez en el encuentro con medios. ¿Qué mujeres os han inspirado a vosotras? Christiana Figueres y Silvia Earle, dos mujeres fundamentales en la lucha contra el cambio climático y ambas defensoras de un enfoque optimista y esperanzador, son los primeros nombres que salen a colación. También la política francesa Segolène Royal, la matemática Margaret Hamilton o la mítica Marie Curie. Alicia también se acuerda de Josefina Castellví, la primera española en participar en una expedición internacional a la Antártida en 1984, cuando se creó la Base Española Juan Carlos I en la isla Livingston. En On the 50 Road ya os hemos hablado de ella y de un precioso documental que no podéis dejar de ver, que la acompaña en su regreso a la Antártida con 80 años.
Homeward Bound no es, ni mucho menos, la primera expedición femenina a la Antártida, aunque pasará a la historia como la más numerosa. En Wikipedia podéis consultar una cronología de la presencia femenina allí, y en la revista Earth Magazine un fantástico artículo sobre las mujeres pioneras en la Antártida, que os recomiendo leer (siempre me pregunté si alguna mujer intentó participar en la famosa expedición de Shackleton a bordo del Endurance, en este reportaje tenéis la respuesta).
Podéis seguir la pista al programa Homeward Bound en su web y, por supuesto, en sus perfiles en redes sociales: twitter, Facebook e Instagram. Os dejo con otros dos vídeos del proyecto Homeward Bound que me han gustado, no sin decirles a estas 80 científicas que su trabajo es crítico para todos: GRACIAS por dedicaros a la lucha contra el cambio climático.
Distintas mujeres australianas dejan sus mensajes a la madre Naturaleza, plenamente conscientes de que necesita ayuda.
Heidi Steltzer, profesora de Biología en Colorado (Estados Unidos), resume en este vídeo su experiencia en la primera expedición Homeward Bound, en 2016.
Thank you Cristina Saura! What a lovely thing to say and thank you for following our crazy train!