Este mes he escuchado dos discursos sobre el papel de la mujer en la sociedad, que proceden de dos de las mentes más brillantes del siglo XX y XXI, con casi un siglo de diferencia entre ellas. El mensaje de ambos es tan similar que da escalofríos.

Gamberras, pícaras, entusiastas, vividoras, coquetas, hiperactivas, seductoras… No se equivoquen, no se trata del perfil de unas jovencitas sino de señoras que pasados los cincuenta se ponen el mundo por montera y se ríen en la cara de los que utilizan la edad como escudo para poner límites. Porque, hoy, las mujeres se parecen, cada vez más, a sus hijas.

La cosa está que arde. En estos últimos meses, en diferentes partes de España, se están organizando encuentros para poner sobre la mesa la «silver economy», que está reconfigurando la nueva economía global y la sénior en particular. Comienza a vislumbrarse el potencial económico y social protagonizado por un sector que pasa de ser consumidor pasivo a agente de producción y de consumo, abriendo un espectro amplísimo con todo tipo de ofertas dirigidas a un nuevo consumidor exigente y con poder adquisitivo.

La frontera de la vejez, que rondaba allí por la edad de la jubilación, tal como la tenían programada nuestro abuelos y nuestros padres, comienza a hacer aguas por todas partes. España junto a Japón son los países más longevos del mundo, tan diferentes, tan distantes y, sin embargo, tan parecidos en una aspecto fundamental de la vida.

Es la primera vez que asisto a un congreso sobre talento sénior de la talla que acaba de organizar Generación SAVIA en Madrid, con motivo de su primer aniversario de vida. Me ha impactado la afluencia de la convocatoria y el desfiladero de empresas que han ido exponiendo lo que están haciendo para hacer frente y buscar alternativas al estancamiento en que se encuentra la oferta de trabajo para los que hemos cumplido 45 años.

Más allá de los avances tecnológicos vuelve a estar el ser humano con los valores que le diferencian de cualquier otro animal o artilugio: la emoción, la intuición, la imaginación, la creatividad y la ética. Un robot es capaz de producir un cuadro de Rembrant, a partir de un estudio extremadamente minucioso del artista, pero no es capaz de crearlo desde cero (por ahora).

Todavía hoy cuando nos ponemos a hablar de sexo a partir de una edad, nos sale ese impulso irreprimible de sacar a relucir la palabra menopausia, acompañada del abanico de consecuencias físicas y psicológicas que implica el susodicho término. Su embestida es ineludible, aunque sólo se quiera hablar de sexo…

Encauzar a otras personas en sus carreras profesionales siempre será un acto de generosidad y un valor clave para que la sociedad evolucione. Es fundamental encontrar modelos que nos sirvan de referencia, y es todo un lujo dar con alguien en nuestras vidas que nos guíe y nos dé el empuje necesario para avanzar.