Viena apuesta por la renovación
La ciudad de Viena comienza a calentar motores para festejar en 2018 los 100 años de Aniversario del Modernismo Vienés. En 1918 mueren cuatro de sus protagonistas principales: los pintores Gustav Klimt y Egon Schiele, el arquitecto Otto Wagner y el artista Koloman Moser que marcaron de manera profunda y duradera La Viena de 1900. Fue uno de esos momentos únicos que determinan la historia de ciertas ciudades tocadas por la gracia, en los que se concentra arte, música, diseño, literatura y pensamiento durante un período de tiempo, en este caso hasta los albores de la I Guerra Mundial. Una época de fin de siglo, que vino a llamarse la Era Moderna, con un imperio en decadencia, en la que comenzaba a gestarse nuevas ideas que llevarían a cambios sociales, de pensamiento, artísticos, políticos y económicos.
Ese momento convulso reunió bajo su paraguas a los fundadores del movimiento artístico Sezession (coetáneo del Modernismo en España y el Art Nouveau en Francia): los arquitectos Otto Wagner y Joseph Maria Olbrich, el diseñador gráfico Koloman Moser, el arquitecto y diseñador industrial Josef Hoffmann, el pintor Gustav Klimt, que influyó también en el pintor expresionista, Ego Schiele y en el pintor y poeta Oskar Kokoschka. El movimiento artístico tiene museo propio en la ciudad, Secession. Pero también coincidieron en la ciudad los compositores Gustav Mahler y Arnold Schönberg, el padre de psicoanálisis Sigmund Freud, los escritores Arthur Schnitzler, Stefan Zweig y Robert Musil, el arquitecto y el dramaturgo Arthur Schnitzler y el esteta Eduard Josef Wimmer-Wisgrill, diseñador de vestuario de teatro y de moda y decorador de interiores.
Además de esta condensación artística masculina, resultó ser el comienzo de los primeros movimientos feministas. El s.XIX supuso la incipiente incorporación de las mujeres al trabajo remunerado fuera de casa, y si bien la gran mayoría se inició por pura necesidad, otras muchas de clase media lo veían como una aspiración para salir de casa, ampliar miras y mezclarse con los “aires de los tiempos”. Y como una cosa siempre lleva a la otra, se creo el concepto de Vienesse salon, un lugar de encuentro, fuera del círculo de la corte, para hacer networking, donde poder hablar abiertamente sobre cotilleos, política y arte, y donde se empezaba a cuestionar la moral de la época.
El fin del siglo XIX-comienzos del XX fue una época que vio nacer en Viena a muchas mujeres dispuestas a llevar una vida emancipada profesionalmente, entre ellas, la compositora, pintora y musa Alma Mahler-Werfel, la artista y una de las pioneras del feminismo Rosa Mayreder, la escritora, periodista y socialite Berta Zuckerkandl con su propio salón, el actual Café Landtmann, las pintoras Tina Blau y Broncia Koller-Pinell, la ceramista Vally Wieselthier, la fotógrafa Trude Fleischmann, la bailarina Grete Wiesenthal, que fundó su propia academia de baile para ser libre en su expresión artística, y la diseñadora de moda Emilie Flöge, compañera de Gustav Klimt, que creó su propio taller de alta costura junto a sus hermanas.
Y un poco más tardía, pero también interesantísima, es la bellísima actriz y matemática e inventora Hedwig Eva Maria Kiesler. Se convirtió en una actriz icono en Hollywood, no exenta de controversia por su actuación en la película checoslovoca Extasis (1933), en la que aparece completamente desnuda corriendo por la campiña checa e interpreta un orgasmo femenino por primera vez en las pantallas del cine. Esta provocación le condujo a un matrimonio por conveniencia con un colaboracionista nazi y conservador recalcitrante que la retuvo atada a su lado mientras duró el matrimonio. Se vio obligada a dejar la carrera de actriz, y aprovechó las largas horas en su casa para estudiar ingeniería e investigar por su cuenta. Hizo de espía en su propia casa entregando información sobre armamento a los Estados Unidos, y llegó a idear y patentar la técnica de conmutación de frecuencias para lanzar por control remoto torpedos, y que se sigue utilizando hoy en día para la transmisión inalámbrica con Bluetooth. En 1937 consigue huir de su marido escapándose por una ventana y se va a Hollywood donde retoma su carrera de actriz con un nuevo nombre: Hedy Lamarr… Fascinante.
La Oficina de turismo de Viena ha publicado la revista Beauty and the Abyss en ocasión del centenario de una época de fin de siglo fabulosa. Ha traído a sus páginas aquella concentración de personajes y obras a través de los ojos de la ciudad y de sus ciudadanos cien años más tarde. Propone un recorrido por la arquitectura modernista de Wagner: el Pavilion Karlsplatz, antigua estación reconvertida en museo en homenaje al arquitecto del Art Nouveau, el edificio de viviendas Casa de Mayólica, la Caja de Ahorros Postal, Villa Wagner I en el 26 de la Hüttelbergstrasse, dedicada la obra del artista Ernst Fuchs, y Villa Wagner II en la misma Hüttelbergstrasse 28, el Nussdorf weir and lock, el Palais Hoyos, la estación de metro en Karlsplatz y la Iglesia Steinhof; y de Olbrich con el Pabellón de la Secesión.
El palacio barroco Belvedere que alberga una de las colecciones artísticas de mayor valor del país con las principales obras de Gustav Klimt, Egon Schiele y Oskar Kokoschka.
Viena se ha propuesto enseñar la otra cara de la ciudad, la que se despega de Sissi emperatriz, del barroco de sus palacios y de los conciertos de música clásica y de su gran embajadora la Orquesta Filarmónica, para descubrirnos el boom artístico que supuso el período de fin de siglo XIX-XX antes de la oscuridad de las guerras. Y va más allá, quiere atraer al turismo también por su valor artístico y creativo actual, para ello ha organizado el evento anual Vienna Art Week, con un aforo de 35.000 visitantes el pasado mes de noviembre, que incluye una ruta por los innumerables espacios artísticos alternativos, talleres, galerías y museos que están haciendo de la ciudad un laboratorio experimental. Además, quiere introducir al turista en la nueva corriente de música electrónica y experimental. Como dijo Gustav Mahler, “tradición es lo que aporta el fuego y no el culto a sus cenizas”.
En cuanto al diseño, un grupo de artistas de diferentes disciplinas fundaron la corriente Wiener Werkstätte, entre ellos Wimmer-Wisgrill, Hoofman y Moser. Los tres fueron pioneros en la introducción de la “obra de arte integral”, en la que todo, hasta el último detalle, era diseñado conscientemente como una parte integral del proyecto. Supuso la aportación de la producción industrial y la combinación de diseño/estética/practicidad a artilugios de la vida cotidiana: mobiliario, cristal, porcelana, encuadernaciones, arquitectura, interiorismo y moda. Y son muchos los diseñadores actuales que siguen la corriente experimentando con nuevos materiales, revitalizando y modernizando el valor de la artesanía local. Viena sigue bullendo.
VIENNA FILM COMMISSION – Los interiores más bellos de la ciudad.
¡¡¡En unos meses estaré por Viena! Interesante artículo que aporta mucha información y muchas pistas. ¡¡¡Gracias!!
Disfruta la ciudad y no dejes de ir a tomar unos vinos a una de sus tabernas (heuriger) entre viñedos, donde sirven sus vinos y sus productos gastronómicos.
Aquí te lo contamos: http://onthe50road.com/te-apetece-un-vino-entre-vinedos-en-viena/